Escribir es servidumbre y gozo (Mario Vargas Llosa)
-¿Qué haces ahí contando?
Juego al escondite
-¿Con quién?
Con todos. Bajó la cabeza, se tapó los ojos y continuó "diez millones, ciento veintidos mil treinta y cuatro; diez millones, ciento veintidos mil treinta y cinco, ciento veintidos mil..."
Ana miró a su alrededor. Hasta entonces no había reparado en las cientos de personas que contaban agachadas. El ruido se hizo ensordecedor.

    El desconcierto fue tremendo cuando  se volvió y, a sus espaldas, vio una chica idéntica a ella. Recogida sobre sí, recitaba "veinte millones, mil uno; veinte millones, mil dos,..."

-¿Quién eres?
Soy tú. La expontánea, la que rie a carcajadas, la que se atreve con ideas nuevas y a sentir experiencias sin remordimientos.
-¿Qué haces?
Esperar a que los demás puedan verme.

     Sabía que había escuchado esa voz antes, como un eco. Sintió deseos de llorar, pero una señora pasaba por su lado. Ana consiguió, como siempre, contener las lágrimas.

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